Blogia
Tio Petros

El castillo de los dementes

Quien esto escribe se ha manifestado a favor de la intervención de Javier Armentia en televisión, en el mierda-programa de marras. Aunque sólo fuera por eso, me vi en la obligación de verlo ayer. No volverá a ocurrir; en la pausa publicitaria de las doce menos cuarto, mi señora y yo huímos al dormitorio.

De verdad, no pensaba que el cutrerío fuera tan elevado entre los "concursantes": una caterva de gilipollas integrales disfrazados de sí mismos. Me quedo con la frase del Padre Apeles : Antes de demostrarnos que tienen ustedes una mente prodigiosa, deberían intentar demostrarnos que tienen mente .

Lo dicho, me libero de la obligación autoimpuesta de ver semejante programa y por ello, me abstendré de comentar en lo sucesivo cualquier cosa al respecto. Tan sólo reiterar mi idea original de apoyo a Don Javier Armentia, y la esperanza de que pueda hacer algo (esperanza que, ciertamente se va desvaneciendo, visto lo visto) en semejante fangal.

Después de todo, y bien mirado; pudiera ser que la simple exhibición de estos idiotas fuera la mejor propaganda racional, sin necesidad de tribunal alguno.

5 comentarios

fernand0 -

Yo todavía estoy menos cualificado, porque sólo vi fragmentos, pero me pareció un patio de vecinos gritones

Elio -

Si no te gusta, no tienes mas apretar el boton del control remoto y se acabó, así de simple.

dob -

sip, de vergüenza ajena... Y para galería de monstruos ya está el Quintero.

Luis Alfonso -

No sé cómo decirle que estoy de acuerdo con usted: "Después de todo, y bien mirado; pudiera ser que la simple exhibición de estos idiotas fuera la mejor propaganda racional, sin necesidad de tribunal alguno". Por eso, creo que la presencia de un escéptico es un error.

Jorje -

Leí, en un PDF que comentaba un libro sobre el folklore de los ovnis, que, de forma general en la parapsicología, "las pruebas son posteriores a los hechos".

Es decir, primero la gente cree, y después busca pruebas para afirmarse.

De esta forma, invalidando las pruebas no se consigue que la gente renuncie a sus creencias.

No he visto un sólo programa, pero por muy farsantes que se demuestren, la gente seguirá creyendo, en ellos o en otros.

Como siempre, el remedio es educar bien a los niños.