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Tio Petros

Ciencia

El efecto Mateo

El efecto Mateo Existe un principio fundamental en ciencia, que es el principio de no autoridad. Afirma dicho principio que la importancia y relevancia de una determinada afirmación, teoría o trabajo científico es independiente de la importancia, relevancia o estatus de su autor.

Esto no es más que un principio higiénico, pero de importancia capital. Su funcionamiento es similar al de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: no por el hecho de que una y otra vez sean violados y aplastados deja de ser imprescindible su formulación.

Es sintomático que, precisamente quienes menos aprecio sienten por la ciencia y sus métodos, esgriman a menudo opiniones, frases sueltas y citas de prestigiosos científicos de fama universal para avalar de alguna manera sus tesis. Sin embargo, teniendo claro el principio de no autoridad, debiéramos tener bien presente que Newton opinando sobre horóscopos no vale más que la bruja Lola, que Einstein cuando hablaba de la parapsicología o de extraterrestres no vale más que Rappel o que nuestro mentiroso local JJ Benitez.

Todo esto viene a cuento de una frase einteniana que me he encontrado en una página de parapsicología cuyo enlace no pondré, que dice:

No tenemos derecho, desde un punto de vista físico, a negar a priori la posibilidad de la existencia de la telepatía. (Einstein en una carta al Dr. Jan Ehrenwald, el 8.7.1946).


Las veleidades del genio no empañan para nada la extraordinaria grandeza de su producción científica precisamente por eso: nada tienen que ver con ella. Son temas independientes, y Einstein hablando de Ovnis o de telepatía no vale más, ni menos que nadie.

Esta frase, me da pie para hablar de otra cosa de la que no se suele hablar demasiado en ciencia: el llamado Efecto Mateo , denominación sociológica de un fenómeno de extraordinaria importancia en el quehacer científico que perviente la idílica situación esbozada por el principio de No Autoridad, y que explica porqué esta opinión personal del bueno de Albert parece tener un peso que en realidad no tiene.

Lo llaman así por referencia al texto del Evangelio según S. Mateo en el que, se habla de la distribución de los talentos por el amo. A la vista de la rentabilidad que le dieron los administradores del caudal recibido, dio más a los que habían recibido más y a otros, a los que dio menos, hasta eso les quitó y los expulsó fuera por no haberlo sabido hacerlo productivo. Y se justificó diciendo: "al que más tiene, más se le dará; y al que menos tenga, aun lo poco que tiene se le quitará".
En pocas palabras, el efecto Mateo consiste en que los investigadores científicos eminentes cosechan más aplausos que otros investigadores menos conocidos, por contribuciones equivalentes. Asimismo, quienes han publicado anteriormente sus investigaciones, consiguen con mayor facilidad que revistas científicas de primer orden publiquen sus trabajos.

Existen muchas opiniones del asunto, desde los que opinan que este efecto no es sino el reconocimiento a una labor previa, hasta los que opinan que dificulta enormemente el quehacer científico pervirtiendo sus bases. En todo caso, demuestra que la ciencia no es sino tarea de Hombres, (la mayúscula es para englobar a ambos sexos sin caer en horrores del tipo científicos y científicas , tan caro al lehendakari), con las grandezas y las miserias de los Hombres.